FUENTES DE ENERGÍA
Las fuentes de energía son
elaboraciones fijas más o menos complejas de las que el ser humano puede
extraer energía para realizar un determinado trabajo u obtener alguna utilidad.
Por ejemplo: el viento, el agua y el sol, entre otros.
Desde la prehistoria,
cuando la humanidad descubrió el fuego para calentarse
y asar los alimentos,
pasando por la Edad Media en la que se construían molinos de
viento para moler el trigo, hasta la época moderna en la que se puede obtener energía eléctrica fisionando el átomo,
el hombre ha buscado incesantemente fuentes de energía de las que sacar algún
provecho para nuestros días, que han sido los combustibles fósiles; por un lado el carbón para
alimentar las máquinas de vapor industriales y de
tracción ferrocarril así como los hogares, y por otro, el petróleo y
sus derivados en la industria y el transporte (principalmente
el automóvil), si bien éstas convivieron con aprovechamientos a menor escala de
la energía eólica, hidráulica y la biomasa.
Dicho modelo de desarrollo, sin embargo, está abocado al agotamiento de los
recursos fósiles, sin posible reposición, pues serían necesarios períodos de
millones de años para su formación.
La búsqueda de fuentes de energía inagotables y
el intento de los países industrializados de fortalecer sus economías
nacionales reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles, concentrados
en territorios extranjeros tras la explotación y casi agotamiento de los
recursos propios, les llevó a la adopción de la energía nuclear y
en aquellos con suficientes recursos
hídricos, al aprovechamiento hidráulico intensivo de sus cursos de
agua.

A finales del siglo XX se
comenzó a cuestionar el modelo energético imperante por dos motivos:
·
Los problemas medioambientales suscitados por la combustión de
combustibles fósiles, como los episodios de esmog de grandes
urbes como Londres o Los Ángeles, o el calentamiento global del planeta.
·
Los riesgos del uso de la energía nuclear,
puestos de manifiesto en accidentes como Chernóbil.
Las energías limpias son aquellas que son
renovables y reducen drásticamente los impactos
ambientales producidos, entre las que cabe citar el
aprovechamiento de:
·
La energía solar, el sol produce luz y calor.
Todos los seres vivos necesitan luz solar para vivir. Y en la actualidad se
utiliza la luz y el calor del sol para producir energía eléctrica, sobre todo
en las viviendas.
·
La energía eólica, antiguamente se usaba para
mover los objetos, por ejemplo, los barcos de vela. Actualmente lo utilizamos
para producir electricidad. En las centrales eólicas el viento mueve las aspas
de los molinos y este movimiento se transforma en electricidad.
·
Los ríos y lagos: energía hidráulica
·
Los mares y océanos: energía mareomotriz
·
El calor de la Tierra : energía geotérmica
·
La materia orgánica: biomasa.
·
Los combustibles: energía química, los combustibles son
materiales que pueden arder. La leña, el carbón y el gas natural son
combustibles. Estos poseen energía química: cuando arden se desprenden energía
lumínica y calorífica. Esta energía puede transformarse en movimiento cuando
los combustibles se utilizan por el funcionamiento de un motor.
Con respecto a las llamadas energías alternativas (eólica,
solar, hidráulica, biomasa, mareomotriz y geotérmica), cabe señalar que su
explotación a escala industrial, es fuertemente contestada incluso por grupos
ecologistas, dado que los impactos medioambientales de estas instalaciones y
las líneas de distribución de energía eléctrica que precisan pueden llegar a
ser importantes, especialmente, si como ocurre con frecuencia (caso de la
energía eólica) se ocupan espacios naturales que habían permanecido ajenos al
hombre.

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